domingo, 10 de noviembre de 2013

El viaje a Pompei!

Ciao a tutti!

Lo primero que he de decir, es que por suerte el ministro Wert ha cambiado de opinión y ha decidido respetar, por este año, las becas concedidas a los estudiantes erasmus. Aunque me alegro que haya sido así, siguen rondando en mi cabeza los mismos interrogantes que planteaba en el post anterior... Porque, aunque este año nos conceden la beca económica a todos los estudiantes erasmus, ¿que sucederá el año que viene?

Una vez cerrado este paréntesis inicial paso a contaros nuestro viaje a Pompei.

Como somos estudiantes y además, erasmus, el dinero no es algo que nos sobre, entonces decidimos ir a visitar Pompei el día europeo del patrimonio, que era gratuito entrar. Aunque la noche anterior habíamos salido a una fiesta en L´Orientale (una universidad napolitana), siiiiii, una fiesta dentro de una universidad, es que como ya he dicho NAPOLI ES ÚNICA, casi todos conseguimos salir de la cama para visitar las excavaciones.

Salimos a las 9:30 de la mañana de la residencia, Oscar, Sandra, Rene, Katherina, Anne y yo, y nos dirigimos al metro de Montesanto, no sin antes realizar una parada de rigor para recoger a Noris y Edurne, que también se apuntaban al viaje. Tras 20 minutos de espera empezábamos a ponernos nerviosos, porque el tren no llegaba y habíamos quedado a las 10:00 en la estación de Garibaldi. Mierda, pensé, llegaremos muy tarde.
Y así fue, llegamos corriendo al tren que nos llevaría a Pompei, y cual fue nuestra sorpresa al encontrarnos allí a unos 100 estudiantes erasmus españoles esperando el tren.
Imaginarnos a todos en el tren, entre otras tantas personas que se dirigían a visitar las excavaciones.

Decir que el viaje fue horroroso igual se quedaría un pelín corto. Entre que el tren estaba lleno de gente y que nosotros apenas habíamos dormido el viaje fue un infierno.

Pero por fin llegamos a Pompei Scavi. Entonces mientras esperábamos pacientemente la cola para coger la entrada a las excavaciones, Irene dijo "mapas gratis" y entonces todos nos avalanzamos a obtener uno de los preciados mapas gratuitos que nos ofrecían. Es que ya se sabe, españoles, erasmus y gratis llama demasiado la atención.

Antes de entrar, foto de rigor de los valientes que después de salir de fiesta se han levantado para hacer turismo (una pena que falten como la mitad de la gente que iba en el tren).

En la entrada de Pompei Scavi.

Por fin entramos en Pompei, y como he dicho antes el dinero no nos sobra como para pagar a una guía. Pero para eso esta la imanación y wikipedia. Pepe, muy amablemente hizo de guía turística leyendo la historia de la ciudad.

Cuando ya llevamos visitada media ciudad llego el momento de hacer una parada para comer. Como algunos habían olvidado llevar comida, fuimos al bar de la ciudad para que ellos pudieran comer algo. Bastaron 5 minutos dentro para que desistieran de comer en Pompei. Entonces Sandra y yo decidimos compartir nuestro "pranzo" con ellos. Peroooo, que creéis que hicieron... DEJARSE CAER LA COMIDA, no una sino dos veces. Pero cuando el hambre aprieta solo queda recoger y limpiar. Mas proteínas para el cuerpo, con las cenizas de Pompei, se puede decir que comieron historia, jajajaja.

Entonces llego el momento de ir al baño. Subí con Irene, y después de 10 minutos esperando para entrar, nos llego el turno. Entramos cada una en un servicio, y ¿que creéis que paso? pues señoras y caballeros, me quede encerrada en el servicio, siiiii, como leéis, encerrada en un baño de Pompei. Maldita mi mala suerte. Después de 15 minutos dentro del baño consiguieron sacarme del baño. Que mal lo pase, entre el calor y el agobio, salí como si hubiese estado en una sauna.

Dejado el mal rato atrás seguimos avanzando entre las ruinas de la preciosa ciudad y entonces llegamos a una casa en la que había demasiada cola... Uiii, que habrá ahí. Pronto lo descubrimos, en esa casa estaba alojado el antiguo burdel de la ciudad.

Mosaico de la casa-burdel en Pompei.

Proseguimos adentrandonos más y más en la ciudad y llegamos a una valla que prohibía el paso, menuda tentación, obviamente la saltamos y nos encontramos estas preciosas vistas...

Pompei.

Mereció la pena. No solo saltar la valla, sino todo en general: el madrugón y todo lo demás, porque pude compartir un día con gente maravillosa. GRACIAS por un día genial.

Buena compañía.

Saludos de una extremeña!

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